La conexión “feminista” Y las guerras de baja intensidad ...
El feminismo nació como la pasión por acceder al poder de unas pocas mujeres privilegiadas de la alta burguesía anglosajona. Con la habitual falta de escrúpulo con que acostumbraban a obtener sus caprichos, lograron rapidamente y con tan solo proponérselo que sus maridos les concedieran no solo el poder de dirigir el gasto familiar del que ya eran de facto las administradoras, si no también los falsos símbolos exteriores de poder reservados al varón adinerado: el derecho al voto, el derecho a dirigir el trabajo de los siervos y esclavos. Los grandes burgueses aprovecharon este nuevo capricho de la élite femenina para aumentar todavía más el poder su grupo sobre los siervos y los esclavos. El feminismo nació indisolublemente unido al poder y al capital del que las mujeres burguesas son de facto las grandes usufructuarias. El feminismo quiso ser o pasar por ser una proposición de Justicia. Nada más lejos de la realidad.
El falso feminismo en todo caso, de falsas profetas y sacerdotisas, no nos hace justicia.
El feminismo , que quiso ser ruta de derechos de las mujeres, si hubiese postulado un feminismo humano e incluyente, hubiera sido otra cosa que nunca ha sido el feminismo. Por el contrario, creció hasta convertirse en un peón más del Imperio, que lo dispone en sus articulados Programas y Operaciones “Perfectas”, de ajedrez político, para desprestigiar, dividir, y vencer.
El feminismo incluyente que nunca existió, promovería valores, no valores divinos dados los tiempos en que el feminismo aparece, pero al menos valores humanos. El feminismo real toca -por el contrario- tambores de guerra contra todos los valores humanos. Es instrumento de penetración y ocupación política y cultural. Despojado de una misión liberadora, el feminismo ha llegado, en Nicaragua, al extremo de marchar, a favor de la opresión social, hombro a hombro con las falanges del capital, y con los más connotados exponentes, de un patriarcado pendenciero y brutal. En realidad es lo que siempre ha hecho.
El feminismosirve al modelo de neo-colonización; vive en sintonia perfecta con los proyectosa imperiales. Tiene un rol clave en la estrategia de desgaste de la resistencia humana en favor de los valores tradicionales. En el lenguaje de sus más sesudos analistas, a esto se le llama “luchas por la libertad y la democracia”; “luchas contra las dictaduras”, o marchas blancas ... Para nosotros no es nada nuevo. Lo hemos conocido, padecido y vencido; se llama coalición de fuerzas antitradicionales.
El Mal diseña sus guerras de baja intensidad, que hoy son fundamentalmente mediáticas, políticas, y de fabricadas imágenes callejeras. Sus ejecutores son las ricas y egocéntricas castas oligárquicas, artísticas y kulturales que así pretenden defender sus intereses económicos y su maligno modelo político. Organizan sus sectas, o brazos “pacíficos” y las llaman “sociedades civiles”; crean movimientos “nítidos”, “políticamente correctos” [marsita-cultural] manipulando causas de justicia; marchan contra “autoritarismos” y “tiranías” pre-fabricadas en serie, y cortadas con la misma tijera y patrón. El Mal usurpa banderas, aglutina castas, agrega resentidos y pervertidos, y pretende partirnos, para tirar a matar, allí donde se levante un Proyecto de verdadera Justicia Tradicional.
Alrededor de ese anzuelo de democracia, es que se proclama el falso feminismo, y sus bien pagadas sacerdotisas de cámaras y papel. Cabe notar que algunas de estas, son de oscura trayectoria personal, y más oscura hoja de vida profesional y política. Las hay, inclusive, por ejemplo en Nicaragua, hermanadas con las más tenebrosas y temibles figuras de la criminal Guardia Somocista, y son exponentes perfectas de esa calaña interior, y de su contraparte externa, sanguinaria y brutal.
El feminismo ha convertido en “causa” la enfermedad mental, la frustración, y la venganza mitomaníaca y personal, que atiborra páginas y titulares periodísticos, para la cual han sido también abundantes, a lo largo de muchos años, las explicaciones psicológicas, sociológicas y políticas.
A través de sus tiranías electrónicas, las agentes descobijadas, han desatado un terrorismo político sin precedentes, contra liderazgos, honras, reputaciones, y contra la más elemental dignidad humana de personas y familias enteras. Su cálculo político, su afán de protagonismo, su vengativa mentalidad de hijas de casa de la oligarquía local, su servicio fiel a las Banderas Imperiales, europeas y norteamericanas, les ha abierto puertas y portones en todos los escenarios donde la lucha se libra entre el Bien y el Mal.
En su perturbado afán de destrucción política, y de desintegración familiar, a las afanadoras de las oligarquías, no las detiene nada. No tienen escrúpulos ni corazón, para conmoverse ante niñas tiernas, o niñas adolescentes, a quienes agreden y violentan, precisamente a nombre de su cada vez más falaz, “lucha contra la violencia”. Recordemos que en cada familia agredida, hay niñas y niños, muchachas y muchachos, inocentes y frágiles, que reciben, sin merecerlo, incesantes descargas de la más mezquina ambición, la más cruel envidia, o el odio más primitivo.
Este activismo político y cultural, pro-europeo y norteamericano llamado feminismo, viste ropa de mujer, pero no conoce, nunca ha conocido, la sensibilidad del corazón de la mujer y muchísimo menos el del hombre. Su lenguaje es visceral y vengativo, propio del egoísmo y la egolatría, que caracterizan al capitalismo profundo. Su actividad cerebral, rapaz y calculadora, suma alegremente, en sus bien aper-trechadas computadoras portátiles, más y más pagos-en-cuotas-fijas, por excelencia en los servicios prestados a la causa del capital.
El frente anti-valores, conducido por este llamado feminismo, es una miserable manipulación del victimismo, las estadísticas y el sentimiento de caballerosidad inculcado durante siglos en la psicología masculina y tiene hoy, como parte de sus tareas políticas, en lo ideológico y cultural, dirigir una guerra de descomposición y “destrucción masiva”, de todos contra todos. Estas son las típicas maniobras de distracción dentro de la lógica general de una guerra sucia, mediática y perversa, con propósitos evidentes.
Estamos frente a una provocación permanente, que además, aprovecha su rol de operadoras políticas de “derechos”, y utiliza los espacios que su pariente rico les abre, para intentar cambiar la escala de valores culturales, e imponernos normas sociales ajenas y extrañas, para nuestra convivencia familiar y comunitaria.
Pretenden decidir por nosotras, cómo debemos pensar, hablar, vivir, amar, comer, dormir, trabajar, pasear; quieren dictarnos la vida, negándonos precisamente, el derecho a la palabra y la vida. Usar la inteligencia, tener pensamiento propio, es un delito, a menos que nos acojamos a sus dictados y leyes; Vivir como mujeres, con creatividad, generosidad y espíritu de mujer, no de hombre, ni de indefinida o inaceptada condición, és otro crimen ...
Fustigan a la izquierda por “machista, Nacional Socialista, y Hitleriana” ... pero se unen a los peores fascistas para desfilar orgullosas, junto a energúmenos de látigo y espuela; hablan de democracia y rezuman intolerancia política y patanería sexista. Reclaman libertad, pero cercenan libertades, como el derecho a la presunción de inocencia de los varones españoles. Reniegan de las religiones, de Dios mismo, que califican de “autoritario” y “patriarcal”, y acusan, y acosan, como diosas autoritarias y “patriarcales”, a quienes viven con fé. O se declaran "islámicas" solo para cargar contra el islam conocido y practicado por hombres y mujeres durante más de 1400 años, como si ellas fueran la única interpretes capaces de haber captado el mensaje del Islam.
Cobran caro a sus financistas, por algo que les és natural, rechazar a Dios, odiar al hombre, burlarse de otras mujeres, despreciar a las madres y amenazar a las familias. A esto le llaman, precisamente, denunciar el abuso del “Estado confesional”, mientras ellas abusan de quienes no comparten su oficio, ni viven de sus beneficios.
Proclaman el aborto, sin respeto a la cultura, y al alma colectiva de los pueblos ... Atacan criminalmente, al que se atreve a desenmascararlas como agentes políticos de la finanza, mientras reivindican a esas finanzas como filantrópicas, liberadoras y condenan a las tradiciones como arcaísmo opresor.
En esa guerra político-cultural, que desarrollan a nombre de la mujer, buscan vender sus estereotipos, como post-modernidad política, promoviendo su cultura extranjera, ajena a nuestra idiosincrasia, que forma parte, además, de un modelo cultural fracasado, destructor del mundo, que ha despojado almas, y entronizado egoísmos, soledades y vacíos profundos. Allí es donde nació el feminismo.
Lideresas de la mentira, quieren vendernos como ideal, el Modelo de adoración al Becerro de Oro. En ese mundo que se rige por el consumo, y la competencia feroz, el ser humano pierde sus vínculos naturales, y, sobre todo, su capacidad de sentir, recibir y dar cariño. En ese mundo, espejo perfecto de sus deformaciones, la humanidad se reduce, carcomida por el exceso, la complacencia individualista, y el derroche ... Con ese Modelo ya destruyeron la tierra, y tienen a planeta y especies, en vías de desaparición.
Por eso decimos que sus valores políticos representan la sociedad progresista, excluyente, injusta y empobrecedora, que a los pueblos ha derribando. Por eso aseguramos que sus ideales morales pertenecen también a ese mundo envejecido, ególatra, donde hombres y mujeres insolidarios, prefieren criar mascotas, en vez de niños, y despoblar, y desarmonizar la Tierra.
Este és el feminismo, basura procedente de las botas del Imperio. Y está, además, como ya dije, en manos de mujeres que ni viven como mujeres, ni conocen el alma femenina, individual o colectiva. Ignoran nuestras batallas cotidianas; no son carne, ni hueso de mujer; No tienen lazos familiares o afectivos estables; desdeñan esos dichosos y benditos vínculos del cariño incondicional, indispensables para el sano desarrollo humano.
Favoritas de la “elegante” democracia perfumada, son hábiles para mezclar política y sexismo, como jueces totalitarias y excluyentes, que sólo reconocen sus modelos propios, sus particulares opciones de convivencia, sus criterios pasionales, y sus predilecciones políticas. Su voracidad les impide observar que la mayoría de las mujeres nos reconocemos mujeres, y queremos vivir y construir, como mujeres, con los hombres, nuestros compañeros, nuestros hijos, nuestros hermanos de lucha, de Comunidad, de nación, y de mundo, una Humanidad sin odio ni blasfemia.
Y eso, precisamente, es lo que más irrita a las despóticas guardias imperiales. No admiten que las mujeres optemos por rutas constructivas de mujer, con conciencia incluyente, instinto maternal, y sentido de familia, de pareja, y de hermandad humana. No admiten que hombres y mujeres creamos posible un porvenir distinto, y trabajemos juntos, creando la indispensable diferencia entre hoy y mañana.
No toleran que tengamos y defendamos nuestra idiosincracia, valores y costumbres, que son precisamente, los que a través de la historia, han permitido a la Humanidad, amar, compartir, multiplicarnos, soñar y trabajar por una Sociedad mejor.
Nos llaman retrógradas; nos satanizan; nos convierten en blanco predilecto de sus venganzas pasionales, porque no compartimos su nifaquismo.
Les financiarán Congresos, escribirán en el País, acudirán a la radio, marcharán ... Pero lo cierto es que su mensaje no cala. La gente lo identifica claramente como lo que és : sexismo politizado, servido en bandejas de oro del Imperio. Porque és Odio. De sexo y de clase. Porque és Odio a la Vida. Porque és también anti-cultura, de destrucción personal, y familiar. Porque és cultura de aniquilación ... ¡Yo las denuncio !